La perdida de su hijo David en un accidente de escalada a pocos meses de correr la carrera que tanto ansiaba completar, hizo que Silvia se haya convertido en un emblema de la Ultra de Sierra Nevada. Desde hace años recibe a los corredores con una sonrisa y un abrazo en el avituallamiento de Güejar Sierra donde les ofrece agua, comida y un chute de energía para afrontar el tramo más duro de la carrera.
A través de la asociación “Soy Montaña” mantiene el legado de su hijo transmitiendo su pasión por la montaña y “usando el deporte como herramienta para superar problemas”. En 2016 la historia de Silvia se viralizó gracias al documental realizado por Valentí Sanjuan grabado mientras disputaba la carrera.